Escribir en ráfagas de viento,
es aún más perdurable que la vida,
y solo Dios lo sabe: por qué vivo,
por que dudo en vivir, y por qué escribo,
en arenas que despinta el tiempo.
Ojo con el halcón de mis tormentos!
Que hasta las penas pasan como rosas,
y marchitas apenas ya se notan
lacerar las heridas con ungüentos…
Todo pasa, el amor, la flor, la vida,
todo pesa el dolor, la fe, la huida…
Y queda el beso largo de los vientos,
Llevándose los cielos, los alientos,
Borrando las orillas de los mares:
la risa y los pesares…