Poemas con cambio de sentido

Maria Jesús Martínez Segura

Te fuiste allá, entre soplos de miradas extraviadas,
donde el espacio lanza sus gritos de libertad.
Tu vuelo, a saltos,
arropado por sutiles lienzos de armonía
y por tu propia lengua,
hechizo de la red interior de mis neuronas,
oculta tempestades, fieras agonizantes
y monstruos de colores
con bocas abiertas que expulsan el
humus de la vida.

Escapaste de tu guarida, vergel del paraiso.
Besos con sonido de lluvia al caer,
cuerpos que se engullen a sí mismos,
donde lo consciente y lo incosciente
creaban la alquimia de la vida.

Llegó la muerte con la congelación de las estrellas,
y el placer asimétrico de las moscas en
el paisaje
tumbó todo lo que extrañamente quedaba.

A través de los ojos de los pájaros
se huele tu vuelta.

MJesus.

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FRANKESTEIN (La negación total, por los demás)

Ser desdichado
por la osadía de un inconsciente
que quiso emular a Dios.

Aborrecido y culpado
por la mano de quien te creó,
te viste a la deriva e ignorado,
pides un amor como salvación.

Nadie escucha ese favor.

Escondes tu ternura entre tormentas
que te persiguen
por las galerías oscuras de tu cuerpo.
Eres al bien, como el demonio es al mal,
y el odio salta como lava de volcán.

Tu gloria es vivir, tu pecado es matar,
ambos se esconden en el abismo
de tu alma torturada.

Frankestein, ¡Te amo!
Me enredaste con tu historia,
me envolviste en tu lucha interior .
Ser incomprendido que quiso
conservar su cordura.

De nacer inocente,
te convirtieron en un mal nacido.

María Jesús.

Escribir en ráfagas de viento

Escribir en ráfagas de viento,
es aún más perdurable que la vida,
y solo Dios lo sabe: por qué vivo,
por que dudo en vivir, y por qué escribo,
en arenas que despinta el tiempo.

Ojo con el halcón de mis tormentos!
Que hasta las penas pasan como rosas,
y marchitas apenas ya se notan
lacerar las heridas con ungüentos…

Todo pasa, el amor, la flor, la vida,
todo pesa el dolor, la fe, la huida…
Y queda el beso largo de los vientos,
Llevándose los cielos, los alientos,
Borrando las orillas de los mares:
la risa y los pesares…

M. Ángeles Fernández Jordán

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Los sonetos del hereje

Andrés Acosta González
Zufre 2008 y Tres Cantos 2010.

Los tres sonetos del hereje, la Santa Madre Iglesia y la Santa Inquisición de la herética pravedad
Siempre he imaginado con horror el terrible destino de los miles y miles de personas que la Iglesia ha asesinado a lo largo de los siglos. La ejecución en la hoguera, magistralmente descrita por Delibes en su novela El hereje, ha sido utilizada por las Iglesias católica y reformada, pero especialmente por la católica con mucha frecuencia desde el siglo XII hasta el siglo XIX. Pienso que los cristianos deberían tener esto muy en cuenta.
A esas pobres personas que fueron asesinadas por la Iglesia en la hoguera, simplemente por defender sus ideas o sus creencias, dedico estos tres modestos sonetos.

1. EL TRIBUNAL

Dime hereje, ¿te han dicho que debas pensar?
Dime, ¿por qué te has tomado la molestia?
¿No sabes que es la hora de la bestia?,
a la que llaman Papa en Roma, un lupanar.

Arriba, arriba, sobre una amplia tarima
asoman sus bonetes los inquisidores,
escupen las denuncias de los traidores
contra ti, víctima hundida en una sima

llena de terror, asombro y mudo espanto,
donde las serpientes del odio a la razón
lucen bífidas las lenguas de su moral.

Nula es tu defensa en el adelanto
de la sentencia dictada sin corazón;
ellos ya vislumbran hogueras para el mal.

2. LA PRISIÓN

Por el hueco limpio de la rendija
el preso hereje divisa la vida,
la luz y los colores son una herida
muy honda en la retina mientras rija

el tono gris oscuro en la salmodia
y el tenebroso resplandor terrible.
Algún día, pensó en su cubil horrible,
nacerán otras visiones en la historia;

alrededor del Sol la Tierra viajará
con todos dibujando las estrellas,
soñando mundos a miles como Bruno.

Todos los colores del espectro harán
un tapiz inmenso y bello para ellas,
las bellas libres ideas de cada uno,

la herejía perfecta y deliberada,
el dardo en Babilonia derrotada.

3. LA HOGUERA

Las llamas son verdes, azules y rojas,
ya devoran la herejía contrastada
como lo dice la verdad acreditada.
Es la sombra, la que emana de las hojas

de los libros miniados y sagrados,
cantados, recitados y pintados,
adornados, hilados, dibujados,
conciliados, inventados y engañados

para lanzar al aire las cenizas
irisadas en ventisca bendecida
inundando en resplandor dorado

las risas grotescas de rabizas
y la goyesca boca enardecida
frente a la luz del saber atropellado.

Andrés Acosta González Zufre 2008 y Tres Cantos 2010.